viernes, 21 de febrero de 2014

La profundidad del hueco bajo losas de hormigón

 Determinación de la profundidad del descalce, Índice 
IPH

Como ya se ha visto, el ensayo con deflectómetro nos permite valorar las deflexiones residuales en cada uno de los sensores. Es evidente que estas deflexiones residuales pueden existir y detectarse en todos, ninguno, o varios sensores. Por un simple cálculo en la deformada residual, podemos valorar con la precisión propia de una auscultación de estas características, a que distancia del punto de aplicación de la carga, se encuentra el punto de deflexión residual nula si es que existe. Este cálculo, realizado en ensayos en borde de junta o grieta, nos aportan dicha longitud que, expresada en porcentaje  respecto de la distancia existente entre la carga y el sensor más alejado, denominaremos Índice de profundidad de hueco  IPH:  
                            IPH= 100 x (1- Lh/Ls)   

Lh = Longitud del hueco en cm ,  Ls =Distancia entre la carga y el sensor más alejado de ella.
Este índice  es indicativo, con carácter general, del grado de insolidaridad que existe entre algunas de las capas del firme y , con carácter particular para los firmes rígidos y semirrígidos, de la magnitud máxima en horizontal, del descalce del cimiento.Su valor óptimo es 100 (Lh=0) y el peor es 0 (Lh= Ls).En los gráficos nº 20 y 21 se expone la situación que respecto a este parámetro arrojan los ensayos realizados en zona en borde  de grieta o fisura ( Gráfico 20) y los realizados lejos de singularidades visibles ( Gr21). En ambos casos se han representado las deformadas medias y los diagramas residuales además del deflectograma con las deflexiones máximas (rojo) y residuales (azul). El IPH alcanza respectivamente los valores de 38,4% y 18,8%  que corresponden a profundidades de descalce de 92 y 122 cm respectivamente. En el gráfico Nº 22 se expone un firme semirrígido 
con gran cantidad de defectos superficiales, destacando un "rizamiento" de la superficie muy continuo en ciertas zonas muy amplias. Las catas realizadas  evidenciaban un despegue entre  capas. El IPH medio de toda la zona era 27,8% , mientras que este índice era del 23% en zonas de fisura y  del 33% en las pocas zonas no fisuradas, es decir , eran muy similares y apuntaban a un problema intrínseco del propio firme que era la insolidaridad existente en las capas debido a un despegue, por otra parte la superficie del pavimento en muchos sitios aparecía fisurada  con la clásica formación de "piel de cocodrilo", sin que las fisuras en malla penetrasen más allá de los 5 a 6 cm de la capa de rodadura asfáltica , mientras que la inmediata capa asfáltica de 13 cm de espesor  raramente presentaba este tipo de fisuración aunque si marcaba con claridad las fisuras transversales  propias de una Grava-cemento.












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